Viernes 06. El buen Sebastián, Rosarito et moi, nos lanzamos a ver a los Malditos al caluroso y siempre regocijante malecón. Y aunque los asistentes ansiaban, y el grupo también, que la mini tocada se prolongara, pos no se pudo. El mismo Sax nos lo confesó (bien pedísimo-post-show), y los niños y los borrachos siempre dicen la verdá. Sólo 5 canciones ("Pata de perro", "Quinto patio", "Ya lo pasado, pasado", "Don Palabras" y la superchoteada "Kumbala") y fin. A eso se atiene uno cuando se trata de la grabación de un programa de tv. Aún así, el majestuoso Pablito Milanés, quién también tuvo una pequeña participación, la maldita, la buena compañía y un hotdog bien rico de ese rumbo, me hicieron la noche.
Sábado 07. Nuevamente, Charo y yo decidimos deambular por las calles del centro a ver si topábamos con algo interesante. Y vaya. Lo primero fué en la fototeca. Un par de exposiciones que nadie en su sano juicio, debería dejar pasar (sobre todo en una ciudad como ésta, donde lo bueno escasea). "Tepito, Bravo el barrio" de Francisco Mata Rosas, una serie de retratos de personajes oriundos del barrio más sui generis del DF, y "Espacio confinado" de Fernando Montiel Klint, cuya obra consta de composiciones basadas en diversas patologías que sufre la sociedad.
Pasadas las 6, nos tomamos un café en un lugar nuevo que está cerca de Trigueros y después vimos por segunda ocasión a un grupo llamado The Three Marea Roja. Aunque el nombre no tenga nada de atractivo, lo espectacular del asunto es ver a un chavito como de 10 años en la bataca, su primo de unos 12 años tocando los teclados, y el padre de uno de ellos en el bajo y percusiones, interpretando jazz y bossa nova. El mismísimo Sax de la Maldita vecindad (ahora ya crudo y en vías de volverse a empedar con una cuba en la mano) estuvo deleitándose con la música de estos chavitos.
Cabe mencionar que estuvimos tomando fotos de la gente en las calles, que más tarde escuchamos a los Juventud Sonera, y también cabe mencionar que hubo un incidente viendo a los chavitos éstos de marea roja. Un borracho recién salidito de una cantina cercana, fué a tirar pleito. Aventó un vaso de chela con dirección al grupo, pero erró y bañó a la mayoría de los asistentes (que no pasábamos de 20). El ya antes mencionado Sax, no dudó en pararse y corretear al agresor hasta pegarle un par de guamazos, a los que le siguieron una buena lluvia de golpes por parte de los bañados, entre ellos el bajista, único adulto de los marea roja. Esto me dió un gusto enrome. Me cagan los borrachos impertinentes buscapleitos, y me da gusto cuando les rompen la madre. Viernes y sábado dormí muy rico.
